La fecha no importa, aunque irrumpe en mí con furia desmedida. ¿Cómo evitar la tristeza? Eso me pregunto, sentado aquí dónde una vez nos emocionamos con el otro, mientras un forzudo cruza Perú en su disfraz verde.
La botella de aceite y la cerveza parecen ser mi única compañía. Mis zapatos hacen juego con el colectivo y me sonrío, pero no se refleja en mi cara.
No llueve, como habían anunciado, yo pienso que hoy es mejor así. No logro dejar de pensar en Hurlingham, qiuén se atreve a remplazar al asador.
El "Paseo la Plaza" me recordó la nevada, y todo parece haber sido un cuento para niños. Una niña, que posee tu andar gracioso, se para igual que vos, mientras espera de la mano de su padre para cruzar 9 de Julio.
Yo ya no me recuerdo.
Recuerdo esos dibujos cuando chico, los de "une los puntos" y me pregunto qué figura saldrá de todo esto. Pero estos puntos están sin numerar. Es como un laberinto. Ojalá sea una sonrisa, al final de los puntos.
Con el punto, siempre me pregunto si es seguido o es aparte. Este parece ser suspensivo, alguno de los del trecillo, pero no se cuál.
Mientras espero mis sorrentinos, convido un cigarro a una extranjera que amontona las palabras al pedirlo y te sueño despierto.